Como el hijo pródigo “prodigio” romano no frecuenta mucho estos lares, el anuncio de su venida fue acogido con alegría y jolgorio por toda la “troupe” Martínez. Salvo por mi nonuerna que, con cabreo incluido, sigue despotricando contra Dios sabe quién.
Pues eso, que Lolokaka venía y teníamos que juntarnos todos para hacer la foto oficial. Pero él estaba en la capital y nosotros en Graná. Así que a “mitad” de camino, en Manzanares. Allí nos dirigimos, llegando sobre las 14,30. Nos esperaba el fabuloso Parador de Manzanares y su espléndida cocina. Sabiendo esto, más de uno no desayunó, dejando un buen hueco para las suculentas viandas.
A todos nos llamó la atención, nada más llegar, la presencia de un “guardia civil” dirigiendo el tráfico en el aparcamiento del Parador. Al principio, todo eran nervios: “¿Dónde está Lolokaka? ¡Qué los niños más pequeños coman ya! ¡Qué nadie se mueva! ¡Todos juntos!”
La presencia de buena cervecita en el bar fue lo único que logró romper el grupo. Los pequeño comieron y Lolokaka no llegaba. Y a eso de las 15… ¡a tomar por saco! ¡Todos al comedor! En ese momento, más de lo de siempre: “¡Qué el resto de los niños coman ya! ¡Qué las madres se ocupen de ellos!” (Los padres debemos ser imbéciles…) “¡Qué ningún niño saque los pies del tiesto!” El nerviosismo empezó a impregnar el ambiente y hasta la Dra. Lecter perdió los papeles.
A eso de las 15,30 llegó por fin. Grandes besos, abrazos ... De pronto, alguien dijo: ¡¡¡Al ataque!!! Y nos lanzamos hacia el buffet, como si llevásemos la cuaresma entera de estricto ayuno. ¡Qué cosas más ricas! El pisto manchego, las ensaladas, las croquetillas, … Pero el Don Vito seguía nervioso; había visto que cerraban a las cuatro y había que darse toda la prisa del mundo. Pasamos rápido al segundo plato y luego a los postres. ¡Otra delicia! Lolokaka los probó todos: tarta de queso manchego, pastelillos variados, muses, natillas, piña… Sin perder ni un segundo, el café. Y corriendo pa fuera. Creo que batimos el récord de velocidad en la comida.
Entonces se lió. Newman lanzó su famoso anzuelo y picaron; vaya que si picaron. Primero Scarlett y luego la Doctora. Ésta última se lanzó a degüello y saltaron chispas. Y la apoteosis fue cuando Don Vito también entró al trapo. Menos mal que mi nonuerna apaciguó.
Después de la tempestad llegó la calma y pasamos apaciblemente el resto de la tarde. ¿Cuántas fotos hicimos? Tropecientas. Increíble; no acababan nunca. La mejor foto fue la nuestra con el Don y su señora.
El pequeño Martínez se puso vacilón y comprobó como Newman y Redford no se andan con chiquitas: estuvo a punto de perder el pantalón y la camiseta. Hablando de camisetas: Newman llevó la suya.
Pues eso, que Lolokaka venía y teníamos que juntarnos todos para hacer la foto oficial. Pero él estaba en la capital y nosotros en Graná. Así que a “mitad” de camino, en Manzanares. Allí nos dirigimos, llegando sobre las 14,30. Nos esperaba el fabuloso Parador de Manzanares y su espléndida cocina. Sabiendo esto, más de uno no desayunó, dejando un buen hueco para las suculentas viandas.
A todos nos llamó la atención, nada más llegar, la presencia de un “guardia civil” dirigiendo el tráfico en el aparcamiento del Parador. Al principio, todo eran nervios: “¿Dónde está Lolokaka? ¡Qué los niños más pequeños coman ya! ¡Qué nadie se mueva! ¡Todos juntos!”
La presencia de buena cervecita en el bar fue lo único que logró romper el grupo. Los pequeño comieron y Lolokaka no llegaba. Y a eso de las 15… ¡a tomar por saco! ¡Todos al comedor! En ese momento, más de lo de siempre: “¡Qué el resto de los niños coman ya! ¡Qué las madres se ocupen de ellos!” (Los padres debemos ser imbéciles…) “¡Qué ningún niño saque los pies del tiesto!” El nerviosismo empezó a impregnar el ambiente y hasta la Dra. Lecter perdió los papeles.
A eso de las 15,30 llegó por fin. Grandes besos, abrazos ... De pronto, alguien dijo: ¡¡¡Al ataque!!! Y nos lanzamos hacia el buffet, como si llevásemos la cuaresma entera de estricto ayuno. ¡Qué cosas más ricas! El pisto manchego, las ensaladas, las croquetillas, … Pero el Don Vito seguía nervioso; había visto que cerraban a las cuatro y había que darse toda la prisa del mundo. Pasamos rápido al segundo plato y luego a los postres. ¡Otra delicia! Lolokaka los probó todos: tarta de queso manchego, pastelillos variados, muses, natillas, piña… Sin perder ni un segundo, el café. Y corriendo pa fuera. Creo que batimos el récord de velocidad en la comida.
Entonces se lió. Newman lanzó su famoso anzuelo y picaron; vaya que si picaron. Primero Scarlett y luego la Doctora. Ésta última se lanzó a degüello y saltaron chispas. Y la apoteosis fue cuando Don Vito también entró al trapo. Menos mal que mi nonuerna apaciguó.
Después de la tempestad llegó la calma y pasamos apaciblemente el resto de la tarde. ¿Cuántas fotos hicimos? Tropecientas. Increíble; no acababan nunca. La mejor foto fue la nuestra con el Don y su señora.
El pequeño Martínez se puso vacilón y comprobó como Newman y Redford no se andan con chiquitas: estuvo a punto de perder el pantalón y la camiseta. Hablando de camisetas: Newman llevó la suya.
5 comentarios:
GENIAL....ES CURIOSO COMO ME HE PODIDO IMAGINAR LA SITUACIÓN PERFECTAMENTE Y LO MUCHO QUE ME HE REIDO.
Pues nos olvidamos de varios puntos:
1. Finalmente conocì a la rubita (y casi, casi, al obispo, aunque degradado a cura luterano)
2. Yo no comìa desde el dìa anterior para hacer feliz a D. Vito, con cantidades inimaginables (bueno, también me hice feliz a mì mismo...)
3. Todos sabìamos que con el vino, acabarìa la tensiòn
4. Se tomò muchas menos cerveza de la normal en estas reuniones, no sé si porque habìa que conducir o porque ya habìan sido despachadas antes de mi llegada (mi inclino màs por esta posibilidad...)
5. No caì en lo que eran los morrillos o còmo se llamaran hasta que los habìa acabado. Increiblemente buenos, pero me ocurriò como cuando D. Vito me explicò qué eran las criadillas de cerdo (un dìa que habìa pocas y D. Vito las querìa para sì). No sé si los volveré a probar en mi vida (los morrillos, las criadillas, sin duda, no)
6. Lo mejor, las migas (bueno, y el pisto) y que no me pringué con los langostinos. Buenos, y las trufas...
7. La parienta de Redford y yo intentamos encasquetar la tarta de queso, porque era queso de cabra.
8. Me faltaron algunos dulces (pocos) por probar
9. No entré al trapo de Newman, al que auto-entrò hasta el mismo Newman (y que no lo niegue que lo vis cos mis ojos....)
10. Conocì a Willy (también tuvieron el gusto la Doctora y su amiga)
11. Agradezco pùblicamente la generosidad del jefe del enano, que se perdiò un fantàstico partido del Granà C.F. para permitir la presencia del hermanìsimo
12. Constaté la profundidad de estudios canònicos de la Doctora
13. Y sobre todo, disfruté mucho, mucho, con todos!
Redford: cada vez relatas mejor (o será que me pongo muy bien en situación,porque conozco al personal). Jolines, me he reído un rato. Pero me tienes que poner al día de los motes: no sé quién es Scarlett, ni Willy,y me encantaría saber por qué hubo discusión con Newman (aunque supongo que le entraría la vena prisaica, esa progresía cuasiadoles, y más de uno no se podría callar...)
Newman: cuánto tiempo sin oíte. Es buenísimo lo de ZP pidiendo una "sillica en la runión". ¿Se puede saber por qué te significas buscando "conflitos" con la famiglia?, tu a lo tuyo, y a ser felices. El otro día estuvimos por Campolove y me reí un rato (yo solo, fíjate si vamos para abajo) recordando las travesías adolescentes de la pastinaca, y el cargamento en el carro para el viaje de vuelta.
Ánimos nonuernos.
Hola Raflex. Te contesto:
1. Scarlett es la amiga de la Doctora Lecter.
2. Willy es una guarrada de chiste. No es que sea guarro de chiste verde, sino de guarrada de asquerosidad. Willy es un moco.
3. El motivo del anzuelo de Newman y del cabreo posterior fue una discusión sobre los curas prelaticios. Y si, Newman le dio la vena prisaica progre zapateril y se dedicó a enervar al psiquiatra, la doctora y el romano.
Saludos desde Granada
Ya habéis visto que he mantenido un comedido silencio a este respecto, desde el primer día.
Raflex: no busco conflitos. Ya te explicaré la versión alternativa de los hechos cuando nos veamos. Y que sepas que es muy jugosa.
Se ha contado la mitad de la mitad de la mitad.
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