domingo, 11 de noviembre de 2007

Soy conservador


¿Por qué quiero plasmar en este blog mis ideales? Primero, porque estoy convencido de ellos y segundo porque me parece que, después de las barbaridades del siglo XX, no cabe otra forma de pensar más cuerda que la que voy a exponer.
El siglo pasado ha sido el más sangriento de la historia debido, entre otras cosas, a los devaneos de un filósofo alemán: Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Con su filosofía convenció a muchos de la posibilidad de cambiar la historia destruyendo etapas anteriores. Tanto los de derechas -fascistas- como los de izquierdas –comunistas- pusieron todo su empeño en llevar esta destrucción a la práctica. Los primeros, en nombre de la raza y del nacionalismo, mataron a judíos, gitanos, católicos, retrasados... Los segundos, tomando por bandera los proletarios y la lucha de clases, exterminaron sectores enteros de la población y a cualquiera que pensase distinto. Destruir, matar, aniquilar. Todos estuvieron de acuerdo en que la libertad se consigue sin ningún rastro de Dios. No nos engañemos; lo de Rusia en 1917 y lo de Alemania en 1933 se ha repetido en muchos lugares durante todo el siglo XX: China, Camboya, Vietnam, Cuba, América latina, África...
Nunca, en nombre de un ideal, se ha derramado tanta sangre ni se ha destruido más y, lo que es más grave, con la creencia de estar haciendo el bien. Aborrezco la destrucción; aborrezco que, para defender mis ideales, haya que acabar con los demás. ¡Qué asco de ideales!
Y ¿qué ocurre hoy en día? Hoy, lo suyo, es ser progre. Y los progres practican la destrucción cotidiana. Si no piensas como ellos, eres un fascista. Si un bebé les molesta, lo abortan. Si la mujer les estorba, se cambia de mujer. Si están depre, se drogan para no pensar. Si me gusta el de mi mismo sexo, yo soy normal y el resto no. Si hay problemas, busquemos al culpable pero no la solución.
No quiero ser progre. Prefiero ser conservador. Prefiero contrastar mis ideas con los que piensan distinto. Prefiero un niño vivo, no querido o enfermo, a uno muerto. Prefiero un matrimonio con defectos tratando de formar una familia que una serie sucesiva de matrimonios con la familia deshecha. Prefiero la realidad, aunque sea muy cruda, que enmascararla con drogas. Cuando hay problemas, prefiero buscarle soluciones. Prefiero construir sobre lo que hay, que destruir y empezar de nuevo. Prefiero un Dios misericordioso que uno justiciero.
Sé que muchos pensarán que soy conservador. Si esto es serlo, lo soy. Y a mucha honra.

No hay comentarios: