Llevamos ya 18 días de internado y las historias que aquí pasan no dejan de sorprendernos. Como todos los años, se podría escribir un libro con todo lo que ocurre. 130 niños, 260 padres y 20 profesores, dan para mucho. Cada uno de su padre y de su madre, con distintas necesidades y distintas formas de ver la vida. Pero, en el fondo, todos iguales. ¿Qué echan de menos los alumnos? Todos, sin excepción, terminan echando en falta su cama, su ducha y su váter. Ni TV, ni videojuegos, ni mamás, ni novias... El váter propio; eso sí que es un bien preciado.
Uno de los primeros días, un sábado, día de salidas a casa a pasar el fin de semana, se me acerca un hombre y me dice que fuera, en el aparcamiento, hay un chaval gritando y llorando. Salgo rápido y me encuentro a un alumno gritando a sus padres y echándoles en cara que no se lo lleven al pueblo el fin de semana y que se queden en Granada. Parece ser que él, lo que quería, era irse a ver a la novia. Y los padres que nada; que se quedan aquí. Y de pronto, al niño le da un arrebato de ira, y la emprende a golpes con el cristal trasero del coche de sus padres. Hay que decir que el coche era uno de esos ranchera con una gran luna trasera. Y con el segundo golpe, CRAHHHHH!!!!! el cristal hecho añicos. Tremendo corte en el antebrazo del niño. Niño a urgencias y el coche también. Ni que decir tiene que el niño no se salió con la suya debido, entre otras cosas, a que el coche tardó en ser reparado.
Los domingos, los alumnos menos aplicados, reciben visitas de sus padres y familiares. Este último domingo un chaval de 15 años recibió a su madre, abuela y tía. Cuando llegó el momento de la despedida el niño empezó a lloriquear pidiendo que se lo llevasen de aquí. Su volumen de lloriqueo fue en aumento, acompañado de gritos e insultos. "Matadme si queréis; pero sacadme de aquí", vociferaba. Cuando vio que mamá y demás familia pasaban de él, decidió abrazarse a la madre y abuela y no soltarlas. Ambas hacían fuerza por sacárselo de encima, pero él no soltaba. Nos costó casi media hora separarlos. Y para colmo, el niño olía a sudor que echaba para atrás. Me tuve que duchar y cambiar de ropa después del forcejeo.
Otra de las anécdotas que todos lo años se repiten, es la leyenda del niño que murió aquí y que su alma vaga por los pasillos durante noche. La leyenda nació hace unos años cuando un profesor, cansado de que algunos diesen el coñazo por la noche, se la inventó para conseguir que no se levantasen de la cama. Como cabe suponer, la leyenda va engordando año a año con nuevos y espeluznantes detalles. La última versión es esta: un niño hace ya algunos años quería irse de aquí. Sus padres se negaban a llevárselo y los profesores también. Así que una noche, cansado ya, se tiró por la ventana. Desde entonces su espíritu deambula de noche por los dormitorios buscando niños que no quieran estar aquí. Se acerca a cualquiera de ellos, lo toca y zarandea y le grita: ¡¡¡¡Vete de aquí!!!!
Mano de santo. Ni uno de los pequeños se mueve desde entonces por la noche. Los hay que nada más meterse en la cama, se enrollan en la sábana y permanecen toda la noche completamente tapados. No se atreven ni a levantarse al cuarto de baño.
Continuará...
2 comentarios:
jajajajajajajajajajajajajajaja!!!!! me parto con lo del niño y el antebrazo y con la historia del niño muerto deambulando.....qizá me la aplique yo para evitar los paseos por el pasillo de mis tres churumbeles jajaja.ya queda menos para el paraíso, un beso redford.
Hola Redford:
Me ha gustado mucho lo que cuentas...seguro que os pasan muuuchas cosas que no tienen desperdicio.
Tengo ganas de que nos vayamos...
Un beso.
Publicar un comentario