lunes, 10 de noviembre de 2008

La cumbre a cinco días vista

Hace una semana, a cuenta de todo el follón de la cumbre del G20, decía que "bien pensado, no se si merece la pena haber movilizado a toda la diplomacia para conseguir una p. silla, en una p. sala, para que nadie le haga ni p. caso. Y si no, al tiempo".

Vamos camino de ello. De entrada, y a cinco días vista, no sabemos qué vamos a decir ni cómo lo vamos a decir. Lo único claro es a quién se lo vamos a decir.

Con tanta mierda financiera por medio, y aunque le llamen la "cumbre de Washington", el nombre que se merece es de "cumbre del estiércol". Todo consiste en saber cómo los países ricos consiguen salvar el pandero y que ésto siga funcionando. Que no es poco. Hacer lo que sea necesario para que no tengamos que volver al trueque, y que los paises ricos tiren económicamente del resto.

¿Qué problema veo? Que vamos a hacer el idiota una vez más. Todos hablando de subprimes, necesidades de liquidez, cambio interbancario, inyecciones de los bancos centrales, cuantificación de fondos para reactivar la economía, activos tóxicos,...

Toda la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor. Todos los paises están preocupados por el relanzamiento de la economía... ¿Todos? ¡No! Un país poblado por irreductibles hombrecillos ridículos utiliza la cumbre del G20 para proponer la erradicación de la pobreza en el tercer mundo.

Como acierte me convierto en profeta. Voy por el buen camino.

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