jueves, 24 de septiembre de 2009

Historias del otoño: el chucho y la paz familiar

Pues nada, que aquí seguimos a vueltas con el chucho. Y hoy me he propuesto "atacar" a mi hija mayor, a Junior. Hace unos días escribió en el Blog: " ya no se hace sus necesidades todos los días en casa". Y parte de razón tenía. Ahora se hace sus necesidades varias veces al día en casa. Sí, sí, como lo leéis. Varias veces al día.
Os cuento lo sucedido hoy para que veáis como el chucho ha distorsionado la paz familiar. Llego a casa a las 17 horas, después de un duro día de trabajo. Uno de mis hijos me dice que va a merendar a la cocina, y vuelve al cabo de un segundo diciendo que no puede entrar en la cocina porque el chucho se ha meado en la puerta. En ese momento, la nonuerna de New-Man, o sea, mi mujer, le salta a la yugular diciéndole que es un chivato y que por qué me tiene que decir nada. De lo que deduzco que mi hija está en la cocina limpiando el desaguisado en completo silencio para que yo no me entere. Y mi mujer, compinchada con ella, abroncando al pobre chiquillo que, sin comerlo ni beberlo, se ve metido en un berenjenal impresionante.
Cuando me doy cuenta del percal salgo hacía mi primogénita cuan toro bravo y le digo que cómo es posible que se mee a las seis de la tarde. Ella, acongojada, se queda sin palabras. Le pregunto si es que no ha sacado al can a su paseo del mediodía. De pronto, su cara se torna color rojizo y contesta con un sí que más parece un silbido que una afirmación. ¿Lo has sacado o no? Y, cuando se ve acorralada, contesta que... bueno... en fin... iba a sacarlo... pero... al llegar del cole, se meó en el baño y ya... no la saqué.
Y, en mis cortas luces, me pregunto: ¿se habrá meado miles de veces más y nadie me lo habrá contado? Me juego el blog a que sí. O sea, llega el chuco a casa y los míos empiezan a mentirme para no romper la paz familiar.
Capítulo a parte merece el hecho que desde hace unos días, todo lo que ve por el suelo, lo mordisquea hasta destrozarlo. Y claro, en una casa con niños pequeños, siempre hay juguetes por el suelo. Hoy se ha cargado un muñeco chulísimo del monstruo de las galletas. Y ayer hizo añicos mi imán favorito de la nevera, que había comprado en Nueva York.
Lo que sí puedo prometer es que no he vuelto a sacarla a pasear. Así que lo siento, New-Man; te vas a quedar con las ganas.
Actualización: Son las 20:45 y el chucho se mea por tercera vez en casa en un solo día. Lo que hay que aguantar.

4 comentarios:

Mordigan dijo...

Yo de ti abría la ventana a ver si el pobre chucho tiene un "desgraciado accidente"...dicen que el cielo de los perros es muy chulo

Jose Maria dijo...

Creo Redford que esto se une a muchas cosas que pasan en tu vida. Empezaste a dejar la COPE y ahora tienes un perro flauta típico. Terminarás meandote en la ducha y comprando El País

New-Man dijo...

La descripción de la situación lo mejor… me imagino la cara de Junior y de la nonuerna de newman perfectamente… Ja Ja Ja…
…tiene razón Mordigan…pero súbete a la azotea no vaya a ser….
Enlazando con el post anterior…. ¿no tendría el chucho que mear en la bañera? ….Ja Ja Ja….
Yo creo que el animal ve la cara de Redford y se pone nerviosilla… y claro, se le abren los esfínteres….yo creo Redford que lo que falta es cariño y comprensión…. Ja Ja Ja…

La nonuerna de Newman dijo...

Ja, ja, ja...