Verano de 2004. Un sujeto llamado Tomás Delgado Bartolomé atropella a un chaval, de 17 años, que vuelve en bici al camping en el que se hospeda con sus padres. Se lo lleva por delante de noche. Según los peritos de la familia, circulaba a más de 160 kilómetros por hora en una carretera provincial en la que la velocidad máxima permitida es de 90.
Enero de 2008. Se celebra el juicio en el que el caaapuuulloooo de Tomás Delgado le pide a los padres del chaval 14.000 euros por los daños sufridos en su Audi A8, y 6.000 más por el alquiler de un vehículo mientras arreglaban su coche. A los diez minutos retira la demanda y se suspende el juicio.
Van a reabrir el caso para estudiar la responsabilidad de Tomás Delgado en el accidente. Lo empapelarán, fijo. Lástima que la pena de trabajos forzados haya desaparecido hace mucho tiempo del código penal.
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